¿Están los Estados Unidos de América en peligro?

“La vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”, con estas palabras en 1776 daba inicio la existencia de los Estados Unidos de América. La nación más rica que haya visto la humanidad, pero también una plagada de desigualdades. El mayor imperio de la historia, y al mismo tiempo una nación aislacionista y recelosa de las aventuras extranjeras. Un país construido sobre la igualdad y la libertad, pero también lleno de racismo y discriminación. Una nación que, dentro de sus contradicciones, ha alcanzado la grandeza y sobrevivido durante más de doscientos años, como un ejemplo para el mundo.

 

“Declaración de Independencia” por John Trumbull.

“Declaración de Independencia” por John Trumbull.

 

Desde que Thomas Jefferson escribió la Declaración de Independencia de los Estados Unidos en 1776, hasta el día de hoy, mucha agua ha corrido. Los partidos se han alzado y han caído, mientras el pueblo estadounidense se ha expandido, ha cambiado y ha transformado su país, una y otra vez.

Y hoy, cuando estamos a tan solo horas de una de las elecciones presidenciales más importantes de la historia estadounidense. Vale la pena, hacer un repaso por tres principios fundamentales sobre los que se alza la nación estadounidense. Los cuales, aunque han logrado adaptarse con los tiempos para mantener su vitalidad, hoy podrían estar en peligro: Federalismo, libertad y democracia.

 

Federalismo a toda costa

 

Uno de los aspectos del sistema electoral estadounidense que más impresiona a los observadores, es el método mediante el cual se elige al Presidente. Y es que, a diferencia de la mayoría de las democracias del mundo, el Presidente estadounidense no es electo por voto popular. Sino que el ganador de la contienda surge a partir de un Colegio Electoral, cuyos miembros son electos en cada estado de forma separada. Dándose en más de una ocasión, la curiosa situación en que es electo Presidente alguien que no cuenta con el respaldo de la mayoría de la población.

Este fue el caso de Donald Trump, pero también el de George W. Bush. Y aunque, puede parecer contradictorio con el principio democrático que defienden los Estados Unidos, el sistema electoral americano corresponde a la perfección. Siendo una de las ideas sobre las cuales se construyó el país: el federalismo.

Para los estadounidenses su República no se encuentra conformada únicamente por individuos, sino y sobre todo, por estados. Los cuales tienen derechos inalienables que deben ser respetados por el gobierno federal en Washington DC. Y a diferencia de otros países, el federalismo termina siendo solo un deseo, en los Estados Unidos los estados han peleado por mantener su autonomía.

 

Los estados contra Washington DC

 

Esta es una lucha que se ha podido ver desde los primeros días de existencia del país. Cuando el Partido Federalista de Alexander Hamilton, con una visión más centralista, era destruido por los Demócratas-Republicanos de Thomas Jefferson, defensores de la descentralización. Pero también, estuvo en el núcleo de la disputa entre estados norteños y sureños durante la Guerra Civil Estadounidense. Y la volvimos a ver durante la crisis del COVID-19, cuando cada estado desarrolló su propia estrategia independiente para hacer frente a la pandemia.

Este nivel de descentralización es para muchos la clave del éxito estadounidense. Ya que, la misma permite que las autoridades locales que conocen el contexto del territorio que administran, puedan tomar medidas que apunten directamente a sus necesidades. Al mismo tiempo, que los estados tienen suficiente poder para evitar tendencias autoritarias en el gobierno federal.

Sin embargo, al mismo tiempo el federalismo en ocasiones ha impedido que el gobierno central actúe de forma eficiente frente a las crisis. Pues, como ocurrió con la pandemia del COVID-19, las instituciones encargadas de enfrentarla no tienen la capacidad de obligar a los estados a seguir sus lineamientos, el resultado puede ser catastrófico. 

 

Entre igualdad y discriminación

 

El segundo elemento fundamental sobre el que se alza el experimento americano es la igualdad ante la ley. Y es que, ya desde su Declaración de Independencia, los Estados Unidos establecieron la igualdad fundamental de todos los seres humanos desde el nacimiento.

Sin embargo, y a pesar de que este principio forma una parte importante de la consciencia nacional estadounidense, el mismo no siempre es aplicado en la realidad. Así, a 155 años del final de la Guerra Civil Estadounidense, y por tanto de la esclavitud, y a 52 años del Acta de Derecho Civiles que proclama la igualdad fundamental entre las personas sin importar el color de piel, el racismo sigue siendo central en los Estados Unidos.

Podemos analizar las cifras de escolaridad, pobreza, desempleo, acceso a la salud, y cualquier otro indicador social. En las mismas, se puede notar claramente que las comunidades afroamericanas en los Estados Unidos, se encuentran en su gran mayoría en una situación de vulnerabilidad en comparación con el resto del país.

Algo que no solo se ve de forma cuantitativa en las estadísticas, sino también cualitativamente en las actitudes discriminatorias contra las comunidades de color, especialmente en los estados sureños. En donde la brutalidad policial, es solamente el corolario de una actitud de exclusión.

Es esta discriminación, nacida del miedo, el rencor de los estados contra la intervención del centro, y resquemores históricos que se pueden rastrear hasta la Guerra Civil. Además,  ha impulsado movimientos como Black Lives Matter. Y ya sea, que se apoyen o no, las medidas de discriminación positiva para evitar los ataques contra las comunidades de color, como medio para encarar este problema. Lo cierto, es que el mismo existe y amenaza el principio de igualdad, fundamental para la construcción de los Estados Unidos.

 

Todo por la democracia

 

Durante años han corrido por internet memes y videos, en donde se menciona la tendencia estadounidense a intervenir militarmente a otros países para “promover la democracia”. Y aunque los mismos son una forma de ridiculizar el discurso apologista de las acciones estadounidenses, lo cierto es que muestran uno de los elementos básicos de la auto-percepción americana. 

Y es que, para los ciudadanos americanos la democracia es parte de la identidad de su nación, siendo no solamente el sistema con el cual se fundó su República. Sino además una de las razones por las que ha alcanzado los mayores niveles de prosperidad que se hayan visto jamás en la historia de la humanidad.

Esto no significa que la democracia estadounidense haya sido siempre perfecta o funcional. Donald Trump no es el primer Presidente con inclinaciones populistas en alcanzar el poder, y el sistema de gobierno americano tuvo períodos de extrema corrupción. Sin embargo, los estadounidenses han creído fervientemente durante toda su existencia como nación, que es a través de la democracia como pueden dirimir sus diferencias. 

Un principio que han intentado implementar en su política exterior, promoviendo la democracia como parte del Orden Liberal, establecido al finalizar la Guerra Fría. Esto ha ocasionado en varias oportunidades, fracasos como los de las Guerras de Irak y Afganistán. Cuando los intentos por transplantar el sistema democrático han resultado en la derrota americana.

 

Soldados estadounidenses en Afganistán en 2009 / Foto: Departamento de Defensa de los Estados Unidos.

Soldados estadounidenses en Afganistán en 2009 / Foto: Departamento de Defensa de los Estados Unidos.

 

Así, actualmente los estadounidenses se inclinan de forma mayoritaria por la restricción de su participación en el exterior. Dando lugar a una forma de neo-aislacionismo, de la cual Donald Trump es la mejor expresión, pero que ha permeado en todas las esferas de la sociedad americana.

 

Conclusiones: Principios en riesgo

 

Hoy en día es complicado ser optimista al ver la situación en que se encuentran los Estados Unidos. Cuando el federalismo sobre el que se construyó su gobierno, amenaza con convertirse en un obstáculo para la correcta administración de una crisis como el COVID-19. La igualdad se ve empañada por la discriminación racial, en partes importantes del país. Y el celo democrático acabó convirtiéndose en una pesadilla de política exterior, de la cual los americanos quieren despertar.

 

La muerte de George Floyd disparó las protestas en todos los Estados Unidos. / Foto: Getty Images, vía DW.

La muerte de George Floyd disparó las protestas en todos los Estados Unidos. / Foto: Getty Images, vía DW.

 

Sin embargo, no es la primera vez que los estadounidenses enfrentan una crisis de esta magnitud. Por el contrario, muchas veces la República se ha visto amenazada por factores externos e internos, y siempre los Estados Unidos han logrado adaptarse para vencer los desafíos.

Una y otra vez desde la Guerra de Independencia, la Guerra Civil, pasando por la Gran Depresión, dos Guerras Mundiales, la crisis de los 70’s. Ahora el COVID-19, y el retorno del populismo, los Estados Unidos de América se han alzado victoriosos. 

Por lo tanto, y a pesar de lo dura que pueda verse la situación en la actualidad, la flexibilidad del sistema político y económico estadounidense.  Así como los principios sobre los que se construyó el país, son suficientes para sentirnos optimistas sobre su futuro, pase lo que pase el 3 de noviembre.

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